7 hábitos de niños muy felices
Katie Hurley, terapeuta de niños y adolescentes recién publicó en el Huff Post un artículo que nos ha parecido muy importante de compartir con ustedes sobre los “Secretos de niños muy felices”.
El ciclo escolar ha terminado y muchos padres y madres se sienten satisfechos y contentos por los “buenos” resultados de sus hijos en la parte académica, su éxito se mide en base a los reconocimientos (diplomas, premios, honores, trofeos, buenas calificaciones y primeros lugares ganados u obtenidos), esta forma de pensamiento nos está dominando, nos está haciendo creer (falsamente) que el éxito de los niños es muy importante, y quizá lo es, pero hasta cierto punto, porque mas importante es su felicidad, ya que un niño feliz, un ser humano feliz, tiene mejores oportunidades de ser exitoso y de sentirse pleno. ¿Pero sabemos qué hacer para que nuestros hijos alcancen su felicidad?
Personalmente a mi me preocupa NADA que mis hijos obtengan o no buenas notas en la escuela o buenas calificaciones, pero si me ocupa mucho que sean personas realizadas y felices y que ello nada tenga que ver ni con los demás, ni con las posesiones, sino con ellos mismos.
Yo no creo en premiar a los niños por hacer o lograr lo que les es natural: pensar, aprender, jugar…, no creo en la competencia sana, ni en ningún tipo de competencia, sino en que descubran quienes son por ellos mismo, me entristece saber y conocer de niños pegados a la televisión o a los videojuegos, o que pasan su infancia en cursos especializados para ser los “mejores” en otro idioma o en ciertas disciplinas, pero esa soy yo y mi estilo de crianza, pero creo de manera absoluta que todo niño y niña tienen derecho a ser absolutamente felices.
La nota de Katie Hurley nos abre los ojos revelando 7 puntos claves que hacen a los niños MUY felices:
1. Comen a su hora.n Parece demasiado simple para ser una estrategia real de crianza, pero, piénsalo otra vez: ¿Has tenido alguna vez tanta hambre que tenías ganas de gritar o de llorar? Así es como se sienten los niños cuando no comen y están hambrientos. Los niños necesitan ritmo y eso los hace felices.
Comer a intervalos regulares reabastece sus cerebros y sus cuerpos en crecimiento y mantiene el hambre bajo control. Cuando los niños están tranquilos y satisfechos, experimentan una mayor felicidad.
2. Tienen buenos hábitos de sueño.n El sueño es un proceso evolutivo (verdad), pero los hábitos se aprenden. No hablo de condicionar a que el niño duerma de acuerdo a mis necesidades, sino a las suyas. Los niños funcionan mejor cuando han tenido ciclos de sueño completos y largos, se sienten descansados y listos para empezar el día con energía y por tanto, son más felices. Una rutina de sueño con horarios puede cambiar para bien el humor de una familia.
3. Juegan sin instrucciones.n El juego no estructurado parece ser un arte extinguido estos días. Antes los niños se encargaban de su propia diversión. Hoy en día muchos niños no saben jugar: se “aburren” y los padres muestran una exagerada necesidad personal de resolver ese aburrimiento, lo que rescata al niño del juego creativo, imaginativo: descarta los videojuegos, o el hábito de mirar la televisión para dormir o para comer, enseña la lectura, busca espacios libres para jugar, contacto con la naturaleza, convivencia con otros niños. El niño aprende a través del juego y debe formar parte de su vida.
4. Se les permite expresar sus emociones.n Los niños gritan cuando están enfadados. Lloran cuando están tristes. Puede ser que incluso zapateen y corran en círculos cuando no están seguros de qué sentir. Los niños necesitan expresar sus emociones, no los calles, no los invalides. Deja que se desahoguen a su manera y luego ofréceles ayuda. Soportar un berrinche público puede resultarte abrumador en ese momento, pero es mejor que una vida de interiorizar las emociones negativas, que podrían conducir a problemas alimentarios, de depresión u otros problemas emocionales de tu hijo.
5. Pueden tomar decisiones.n Los niños tienen muy poco control sobre sus vidas. Constantemente se les dice a donde ir, qué hacer y qué comer. Un poco de control les da alas para sentirse feliz. Deja que tus niños elijan su ropa. Permíteles escoger el menú de la cena una noche por semana. Pregúntales a qué clases se quieren apuntar. Dales la oportunidad de tomar algunas decisiones y a cambio les verás sonreír.
6. Se sienten escuchados.n Los niños son intuitivos. Incluso los niños más pequeños se dan cuenta de cuando sus padres se desconcentran y les responden con el piloto automático. Cuando los niños sienten que sus padres realmente les escuchan, se sienten más conectados. Esto aumenta su confianza en sí mismos y su felicidad en general. Escucha a tus niños cuando hablan. El tiempo de calidad requiere una escucha activa, ser papá o mamá no puede ser a ratitos, es una elección permanente.
7. Sienten un amor incondicional.n Los niños necesitan saberse y sentirse amados. A pesar de todo, de todos y de ellos mismos cuando se han equivocado o lo han hecho mal. Cuando los niños saben que sus padres les quieren y les apoyan sin importar nada, son más propensos a tomar riesgos saludables. Son confiados y están seguros de sus decisiones. Aprenden que las personas a veces cometen errores, pero que siempre hay una oportunidad de corregirlo.
Cuando los niños saben que sus padres siempre estarán ahí para ellos, para bien o para mal, son felices.
Me parece tan atinado poner atención a estos puntos y revisar como podemos de manera efectiva contribuir a la verdadera felicidad de nuestros hijos, a la orgánica, a la interior, a la personal. Un niño feliz tiene mejores oportunidades de vida en todos los sentidos: emocional, de salud, de rendimiento, de relaciones, de aprendizaje, etc. Piénsalo bien, el éxito no siempre es la felicidad, pero la felicidad si puede serlo todo.
Karla Lara
@KarlaDoula