Adolescentes que entran más tarde a la escuela y duermen más tiempo son más felices y saludables
Dormir es un proceso vital en la vida de los seres humanos: permite que el cuerpo descanse, la mente se recupere de los sucesos del día, “recarga las pilas”, genera sueños que tratan de aclarar nuestras inquietudes, y es delicioso
Adolescentes que entran más tarde a la escuela y duermen más tiempo son más felices y saludables. A diferencia de los adultos, los adolescentes entre 13 y 17 años necesitan dormir entre 8 y 9 horas al día. De lo contrario, tanto su rendimiento académico como el emocional tienden a disminuir considerablemente; y como se encuentran en pleno proceso de desarrollo corporal, su crecimiento también se ve afectado por estas escasas horas de sueño.
Un nuevo estudio publicado en Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics, señala que un factor primordial en esta problemática adolescente es la hora de entrada tan temprana a la escuela. Analizando a 197 adolescentes de 15 años se descubrió que, al recorrer media hora la primera clase del día, los alumnos tenían diversos efectos en su vida personal:
– el 44{34a698e907b8d6c8957c8a51888731b5cd917852059d33ee997608a9c59bd735} de esa muestra pudo dormir mínimo ocho horas, aún si van a dormir a las 23h00;
– los adolescentes reportaron haber descansado mejor durante ese horario académico;
– la somnolencia durante el día, la sensación de tristeza y el consumo de cafeína disminuyeron considerablemente;
– en vez de estar exhaustos en la tarde, los estudiantes tienen más energía para hacer sus deberes.
Incluso, la autora de la investigación, Julie Boergers, explica que:
“La mayoría de los adolescentes experimentan un cambio biológico a través de un ciclo de sueño-vigilia, el cual puede generar que el horario matutino de las escuelas sea realmente desafiante. En este estudio observamos que un modesto retraso en la entrada a la primera clase puede cambiar los patrones de sueño, del estado de ánimo y hasta el uso de la cafeína. […] En conjunto con otras investigaciones, nuestros resultados demostraron los importantes beneficios en la salud de los adolescentes cuando entran más tarde a la escuela. Si integráramos los horarios escolares a los ritmos circadianos y a las horas de sueño de los jóvenes, tendríamos a estudiantes más alertas, felices, dispuestos a aprender sin la constante dependencia a la cafeína o a las bebidas energéticas para mantenerse despiertos en clase.”
Así que, dormir es un proceso vital en la vida de los seres humanos: permite que el cuerpo descanse, la mente se recupere de los sucesos del día, “recarga las pilas”, genera sueños que tratan de aclarar nuestras inquietudes, y es delicioso.
Es verdad que no podremos cambiar el horario de las escuelas; sin embargo, podemos buscar alternativas para que nuestros hijos descansen lo más posible, y así puedan vivir lo mejor posible. ¿Cuáles consideras que son buenas opciones?