El consumo de antidepresivos causa confusión en adolescentes

El consumo de antidepresivos causa confusión en adolescentes

Los antidepresivos nublan nuestro juicio para distinguir nuestro “yo verdadero” de los síntomas de la depresión, y de los efectos del medicamento, en un momento crucial de búsqueda de identidad y construcción de personalidad…

El consumo de antidepresivos causa confusión en adolescentes: “Coming of Age on Zoloft: How Antidepressants Cheered Us Up, Let Us Down, and Changed Who We Are” (En la era del Zoloft: Como los antidepresivos nos animan, nos dan el bajón y cambian lo que somos”)  de la autora Katherine Sharpe es un revelador libro sobre el impacto del consumo de antidepresivos, en el que Katherine explora el meollo del asunto desde su propia experiencia, la investigación de varios psiquiatras y entrevistas a adultos jóvenes que crecieron consumiendo antidepresivos.

Sharpe comienza con una anécdota de sus días en la universidad, cuando tenía 6 compañeros de habitación que se dieron cuenta de que cada uno de ellos consumía o había consumido algún tipo de psicoactivos:

“Es raro, como joven, darte cuenta de que has vivido algo considerado un cambio histórico, pero eso fue exactamente lo que nos pasó. Cuando yo era niña, a principios de los 80, tomar psicoactivos no era común. El Prozac llegó al mercado en 1987, cuando yo tenía 8 años, y pronto se volvió el centro de la revolución psicofarmaceutica. Durante todos los 90 y los 00, los estadounidenses recurrían cada vez a los medicamentos para controlar una amplia variedad de problemas mentales y emocionales. También se volvió más común asumir que esos problemas eran enfermedades y manifestaciones de desbalances químicos. La depresión, la ansiedad social, el desorden obsesivo compulsivo y otros padecimientos pasaron de ser términos extraños o muy privados a ser tópicos comunes en conversaciones de fiestas y hablar de ellos iba seguido de discutir el nuevo milagro de las medicinas que los curaban.”

Sharpe también apunta cómo los antidepresivos se volvieron de uso tan común que permearon a las vidas de los más jóvenes, quienes comenzaron para eliminar la depresión, el síndrome de déficit de atención y otros problemas psicológicos. Y aunque logran el objetivo de disipar la depresión en los adolescentes, por otra parte, vienen con un lado oscuro: los antidepresivos nublan nuestro juicio para distinguir nuestro “yo verdadero” de los síntomas de la depresión, y de los efectos del medicamento, en un momento crucial de búsqueda de identidad y construcción de personalidad.

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