El embarazo cambia el cerebro de la mujer en favor del bebé

El embarazo cambia el cerebro de la mujer en favor del bebé

El estudio (publicado en la revista Nature Neuroscience) ha comparado la estructura del cerebro de las mujeres antes y después de su primer embarazo y ha demostrado que la gestación implica cambios que se mantienen a largo plazo en la morfología del cerebro de la madre.

Mediante el análisis de imágenes obtenidas con resonancia magnética, por primera vez, un equipo de investigadores españoles ha demostrado que el embarazo provoca cambios en la morfología del cerebro de la mujer, como una reducción en el volumen de la materia gris en regiones implicadas en las relaciones sociales. Estos cambios pueden mantenerse hasta dos años después del parto y están asociados a la adaptación de la madre para atender más eficientemente las necesidades del bebé.

El cerebro de las mujeres embarazadas cambia, literalmente. Un estudio muestra por primera vez que la materia gris de las embarazadas se reduce en áreas relacionadas con la empatía. Esta poda o reducción en las conexiones neuronales de la madre optimizaría determinadas funciones, como interpretar los estados mentales del hijo o anticipar posibles amenazas del entorno. Los cambios, no percibidos en los padres, se mantienen dos años después del parto.

En el estudio, a 25 mujeres les realizaron una resonancia magnética en el cerebro antes de quedarse embarazadas y después de tener al bebé. Los investigadores también escanearon la cabeza de los futuros padres. Como grupo de control, también tomaron imágenes de los cerebros de una veintena de mujeres y otro tanto de hombres que no habían tenido hijos.

La investigación mostró que esa reducción no va en detrimento de las habilidades cognitivas de las madres. Las embarazadas parte del estudio obtuvieron la misma puntuación en varios test que las mujeres del grupo de control. “Lo que hace la poda de materia gris es optimizar las conexiones neuronales”, sostiene la investigadora de la Universidad Carlos III y del hospital Gregorio Marañón, Susanna Carmona, también coautora del estudio.

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