En la dulce y transformadora espera
Entrar en la dulce espera cuando ya solo se trata de crecer, de creer, es un maravilloso regalo para las madres, no sabemos esperar nada, tenemos tantos miedos, tanta prisa por todo, sin saber por qué corremos, lo hacemos, adelantamos sucesos sin lograr esperar que la meta llegue, fuertes y con certeza y eso va demeritando nuestra capaciad de sorprendernos cuando la vida llega por sí misma, cuando empieza el trabajo de parto.
Estoy en la semana 38 de mi segundo embarazo, siento una que otra contracción, de esas de Braxton, de las que van preparando al cuerpo y a todo tu ser para lo que viene, estoy sensible, chipil, emocionada, agradecida y por supuesto que trabajando miedos.
Con mi primer hijo tuve un maravilloso parto en casa, ésta es la idea para mi princesa, el contexto hace 5 años era otro, esta vez me he encontrado con prácticamente cero resistencia al respecto, cada vez conectamos más con lo natural, eso me emociona tanto, entiendo que no todas estamos en el mismo lugar, abrazo la bendición de la cesárea cuando salva vidas, pero seamos honestas, cada vez más y más se elige este procedimiento por comodidad y miedo, y nunca la comodidad ni el miedo serán los mejores consejeros para hacer de nuestra experiencia de vida una aventura sagrada, al llegar a este mundo tenemos la oportunidad de trabajar espiritualmente de muchas formas, algunas más profundas o más poderosas que otras, les digo sin temor a equivocarme que el trabajo previo al trabajo de parto, el trabajo de parto y el parto en sí mismo, son experiencias que cambian para siempre tu percepción de la vida, del mundo y de ti misma, sin entrar en la parte científica, pues los beneficios para madre y bebé de un parto vaginal son INFINITOS y hablamos de ellos a profundidad y de forma específica en Mamá Natural, el regalo espiritual al parir es una bendición que transformará nuestra vida.
Agradecida pues por la voluntad de la espera, llena de fuerza, de amor, de paciencia, de certezas, emocionada por conocer a otro amor de mi vida, a esa mujer que ha crecido en mi vientre, quien ya cuenta conmigo y con mi vida si fuera necesario, estoy y solo eso, viviendo estos días para mi, para reflexionar, para sentir y sentirme, días de luz, de reconocer mi oscuridad y trabajar en mis sombras, días para gozar profundamente de ser mujer, de sentir la vida en mi vientre, en mis entrañas, de sentir la presencia de Dios, su abrazo infinito, soy una creyente absoluta de la vida, de el poder que corre por nuestras venas cuando nos permitimos esa experiencia, confío en esa vida y hoy plena de confianza, me abandono al proceso de la espera.
Me doy permiso de ser un canal para la vida, para que esa vida me use, use mi cuerpo para llegar al mundo y que todo el proceso sea luminoso y lleno de placer, pariremos con placer y amor, en libertad.
Claudia Lizaldi
Twitter de la autora: @ClaudiaLizaldi