La crianza con apego o crianza respetuosa: ¿Qué es y cómo se practica?

La crianza con apego o crianza respetuosa: ¿Qué es y cómo se practica?

Los términos “Crianza con apego o crianza respetuosa” a veces dan la idea de una nueva forma de educar sin límites, en la que los padres hacen lo que los hijos quieren…, no es así.

Otro grupo de personas creemos por el contrario, que lo que los niños ocupan de los adultos es una guía y cercanía que los haga sentirse seguros durante su proceso de crecimiento y con ello acompañados en las diferentes etapas de su desarrollo. Para este grupo de personas cercanos y presentes en la educación y crecimiento de sus hijos y que consideran la formación como un proceso integral no solo enfocado a la parte intelectual, sino que incluye la emocional, el sentido común y el instinto, existe el término original en inglés atribuido o acuñado por el Dr. William Sears que se denomina “Attachment Parenting” y que se puede traducir como “vínculo paternal” o bien, interpretar de una manera más conceptual como “Crianza con apego”, muchas veces conocido también como “Crianza respetuosa”.

La verdad es que el “vínculo o el apego” entre padres e hijos se estudia desde muchos años atrás, ya en los años cincuenta el psiquiatra John Bowlby lo resaltaba como una “necesidad biológica” y como una conducta común entre los primates. Así es que las crías, en nuestro caso, los niños, en cada fase o etapa de su desarrollo buscan la proximidad, el contacto y el apoyo de un adulto. Muchas de las tribus en la mayoría de nuestras culturas criaban y crían a los niños cercanos a los padres en los espacios de la casa, compartiendo el lugar para dormir y las tareas cotidianas hasta que el niño desarrolla capacidades propias que le permiten incorporarse al grupo de manera individual cuidando entonces también a otros niños.   

Resulta importante entender el significado del término “Crianza con apego” que describe todo un concepto que pretende fortalecer la cercanía, el vínculo o los lazos emocionales entre padres e hijos, que se generan mayormente durante los primeros años de vida del ser humano.

La crianza con apego sugiere una serie de actividades entre padres e hijos para fomentar y fortalecer ese vínculo que se crea desde el nacimiento. La intención es promover y fomentar la crianza y la educación no violentas y por violencia no se interpretan necesariamente golpes o gritos, sino la falta de entendimiento y respeto por las necesidades de un niño en cada etapa de su crecimiento, es decir; criar y acompañar el desarrollo desde su nacimiento, con respeto, con empatía como persona que es, identificando y ojalá protegiendo sus propias habilidades, preferencias, ritmos al comer, al dormir, al aprender, sin que ello signifique no tener límites. Criar en apego o de manera respetuosa, tampoco significa criar niños que hagan lo que quieran, libremente y sin restricciones, significa por el contrario estar lo más próximo a ellos para apoyarlos en la identificación de circunstancias que los pueden poner en peligro, que pueden dañar a otros o que simplemente no son aceptables en nuestra comunidad, pero bajo la guía y compañía de los padres y no solo bajo estándares de conducta que carecen de valor si los niños no entienden su propósito.

Muchos hemos escuchado la frase “Niño ve, niño hace”, y la crianza con apego se basa precisamente en el ejemplo con actitudes y conductas que queremos que nuestros hijos aprendan libremente de nosotros los padres, mediante una imitación positiva y no restrictiva, sin embargo; esta manera de crianza representa ciertos retos empezando por el tiempo que a veces no tenemos disponible para dedicar a nuestros hijos y siguiendo con la presión social que merece la crítica de querer estar con ellos más de lo que los demás esperan que estemos y así es que empezamos a dar una serie de explicaciones del porqué hacemos o no ciertas cosas con nuestros hijos y los “opinólogos” ajenos a nuestra familia y a nuestras necesidades recomiendan actitudes opuestas. Por ejemplo, las madres tenemos la necesidad y el instinto de cargar a nuestros bebés e hijos y cuando lo hacemos, a veces, lejos de recibir un reconocimiento o la simple aceptación de nuestra conducta, somos criticadas y aconsejadas (sin solicitarlo) sobre “todas las consecuencias negativas que puede tener cargar demasiado a un bebé” y luego nos cuestionamos si hacemos o no lo correcto, o si lo que hacemos lo hacemos demasiado: cargar, abrazar, besar, amamantar, consolar, jugar, escuchar y todas las cosas que merecen nuestra atención hacia nuestros hijos, como si por principio pudiera de manera razonable cuestionarse la manera de demostrar el amor hacia otra persona.  

Este método o forma de crianza no es moderno, no es una nueva tendencia, tampoco es una moda, es una forma natural e instintiva que pretende estar cerca y conocer con ello lo que necesitan nuestros hijos para crecer mejor y aunque seguramente todas las formas de educación tienen el mismo objetivo, los medios para lograrlo difieren y en este caso, la idea es estar lo más cercanos posible.

La crianza con apego no se inclina por la separación inmediata o temprana de los padres y los hijos, no reconoce que la independencia forzada sea lo mejor para el desarrollo de los bebés y niños, no fomenta que los niños deban aprender a base de condicionar su conducta con premios o castigos, no aplaude que los niños sobrevivan infancias controladas sin tener oportunidad de descubrir su identidad, promueve por el contrario que los padres y los hijos pasen tiempo de calidad juntos, que se acompañen en los procesos básicos de aprendizaje, que se respeten mutuamente en sus necesidades emocionales de cariño, de cercanía, de acompañamiento mutuo, para generar personalidades e identidades que se basen en la confianza, la seguridad, la certeza, para que los niños tengan cerca la guía de quien más los conoce y más lo ama: sus padres, para que sean niños que atendidos en todas sus necesidades emocionales desarrollen la capacidad y habilidad de entender a otros seres vivos, para que puedan desarrollar conductas de protección y empatía hacia otras personas sin restricción alguna de edad, raza o condición, porque la crianza con apego promueve el amor y el amor nunca puede ser demasiado, no puede caducar y no puede dañar y menos tratándose de nuestros hijos.

Así, la crianza con apego como método de formación y educación nos acerca incluso a nosotros mismos, nos confronta con nuestras propias creencias y prejuicios, con la forma en que fuimos educados, nos enseña que podemos aprender de los niños observando su crecimiento natural y sus necesidades básicas, nos hace mirarlos como seres humanos en todas sus capacidades y nos lleva, en el mejor escenario a encontrarnos con una mejor versión de nosotros mismos para dedicarle a nuestros hijos.  

Karla Lara

@KarlaDoula

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