Lecciones de vida de los hijos de padres divorciados

Lecciones de vida de los hijos de padres divorciados

La vida no manda situaciones que no seas capaz (o no puedas) enfrentar, ya que tienes las herramientas para sobrevivir el proceso.

Muy interesante leer estas lecciones de vida de los hijos de padres divorciados

Una relación de pareja no es sencilla, a pesar de lo que pintan las películas donde, después de superar el conflicto, todo es “color de rosa”. La realidad es que, mantener una relación de pareja no es sencillo, ya que no se trata sólo de “aguantar” los demonios internos del otro, también de aceptar que uno trae demonios internos sin resolver.

Y ante el miedo de que nos tilden de “incapaces” de saber llevar una relación si pedimos ayuda profesional, nos perdemos en el rencor, enojo y tristeza. Nos tocamos heridas sumamente dolorosas, y en ocasiones de manera intencional, al grado que la opción más viable para la salud es la separación o el divorcio.

¡Separación, divorcio! ¡Qué fuertes palabras!. Las emociones que generan son arrebatadoras: abandono, dolor, enojo, no ser “suficiente” ni merecedor de un amor o una pareja, temor a no encontrar a alguien que nos acepte con todos nuestros defectos, estar “marcado” por esta maldición. Es un proceso de duelo doloroso, y que, sin embargo, necesitas recordar que no estás solo; que, a pesar de todas la creencias irracionales que abundan en la cabeza, hiciste lo mejor que pudiste (y consideraste) en ese momento; que la vida no manda situaciones que no seas capaz (o no puedas) enfrentar, ya que tienes las herramientas para sobrevivir el proceso.

Por ello, con ayuda de Huffington Post, te compartimos lecciones de vida de los hijos de padres divorciados:

Esta lección de vida, de Jeaiza M. Quinones, la aprendió de su padre, quien le enseñó que el amor verdadero puede durar para siempre, aún tras una ruptura de una relación que duró veintitantos años:

“Mi padre creció como un hombre, devoto a su salud y a continuar amando a mi mamá después del divorcio. Él me enseñó que, a pesar del conflicto, del divorcio y de alcanzar lo más bajo de lo bajo, el amor puede perseverar. Que el amor puede ahora vivir de manera diferente, puede continuar siendo un apoyo para los hijos o aparecer en el primer signo de problema. Él se rehusa creer que el amor acaba. A pesar de todos los problemas que tuvimos mi padre y yo de pequeño, él me enseñó a continuar creyendo en la existencia del amor.”

Zach Rosenberg comenta que, a diferencia de Quinones, su padre no le enseñó acerca del amor tras los lentes del divorcio, sino sobre las habilidades de estar y ser en una relación exitosa:

“Él me enseñó a prestar atención a lo que mi esposa dice, no sólo a lo que dice, también a lo que no dice. Me enseñó a resolver los conflictos y realmente a ver al interior de mí mismo para comprender si mis acciones son el conflicto. Me enseñó a pelear justamente y conocer el límite para dejar ir las cosas. Se trata de amor. Y amar es acerca de equidad en la relación. Mi padre siempre hizo su parte antes y después del divorcio y, mientras lo hacía, me enseñó que ambos miembros necesitan sentir que, lo que hacen en la relación, vale la pena.”

Lara Lillibridge comentó cómo, cuando tenía 19 años, su padre se volvió a casar por séptima vez:

“Su padrino de boda bromeó durante el brindis acerca de quién sería el próximo para la siguiente ocasión en que mi padre se casara. Mi padre sonrió ampliamente, y obtuvo su venganza: tras veinte años, ellos siguen casados. Lo que aprendí de mi padre no se trata sólo de tratar y volver a tratar. La lección más importante no se trataba de darle cara a la crítica y de confiar en el corazón. Honestamente, mi madrastra número cuatro era muy escéptica. Lo que hizo mi padre en el último matrimonio no fue que se casara con una mejor mujer. Sino que se dio un año tras el divorcio número seis, para conocerse a sí mismo. Se fue a navegar solo durante semanas en una ocasión. Fue a terapia. Entonces empezó a tener citas de nuevo, hasta que encontró a la mujer con la que sigue casado desde hace veinte años. Ahora, como una mujer con dos divorcios, sé que necesito seguir el legado de mi papá y aprender que estoy bien por mi cuenta.”

Nile Cappello tiene una lección de vida importante, y es la de aceptarse a sí mismo como es:

“Continuamente me encontraba ofreciendo disculpas (demasiadas veces) por ser muy ruidosa, decir lo que piensa, por simplemente tomar un espacio. Mi padre nunca se disculpó por ser él mismo. Él es ruidoso, necio y dice lo que piensa – y aún así, nunca lo he escuchado disculparse. Así es como es él, y si alguien tenía un problema con eso, era su problema. Esto se proyectó directamente en mis relaciones de pareja. Durante mucho tiempo, me encontré a mí misma culpándome por las relaciones fallidas. Yo era muy ruidosa o hablaba demasiado o mostraba mis debilidades demasiado pronto. Entonces me di cuenta que, si mi padre nunca se disculpó por lo que él era, ¿por qué tendría que hacerlo yo?, ¿Por qué tendría que disculparme por comportarme como realmente soy yo? A través de su ejemplo me di cuenta que no disculparse por lo que eres atrae a personas como tú – no a versiones manipuladoras o irracionales de ti. Mi padre me enseñó a no sólo no disculparme por lo que soy, sino a aceptarme como soy.”

 

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