Los niños son científicos naturales (¿cómo mantener viva su curiosidad?)

Los niños son científicos naturales (¿cómo mantener viva su curiosidad?)

La mejor manera de preservar la curiosidad de los niños es apoyando su instinto de búsqueda, de exploración, acompañar sus descubrimientos en el juego, en el tiempo libre y de calidad que podemos pasar con ellos.

Los niños son científicos naturales (¿cómo mantener viva su curiosidad?)… Se ha dicho que la curiosidad infantil es la base para el desarrollo de futuros talentos, sean estos artísticos, científicos o de alguna otra índole, pero que, por desgracia, a veces la educación, el contexto donde se desarrollan y otras circunstancias terminan por acabar con esas aptitudes.

Un estudio realizado por un grupo de científicos encabezados por Claire Cook, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y publicado en la revista especializada Cognition, sugiere que los niños son, por decirlo de algún modo, son científicos por naturaleza, pues su curiosidad y aprendizaje empírico los lleva a comprender y sistematizar, incluso desde edades tempranas, los procesos mediante los cuales se genera el conocimiento. A partir de un experimento en que planteaban a niños de 6 años una especie de enigma mecánico (cómo activar un juguete que operaba con cierta combinación de botones en su tapa), los investigadores descubrieron que los niños tienen las capacidades exploratorias necesarias que distinguen una voluntad científica, esto es, a no quedarse con una sola respuesta sino probar también otras posibilidades, otras hipótesis que quizá resuelvan el problema.

Por otro lado, en una prueba realizada en el marco de otra investigación, se encontró también que si bien muchos niños —a los que se les había ofrecido un juguete con cuatro tubos que emitían un sonido distinto— responden con sorpresa ante una consecuencia inesperada (la emisión de un sonido, en este caso) y, como en el experimento anterior, buscan saciar su curiosidad buscando otras causas que produzcan otros efectos, en el caso de los niños a los que antes se les explicó por qué sucede cierto fenómeno, estos pronto pierden el interés, como si esa misma curiosidad se truncara o se podara.

Al final quizá lo más destacable sea justamente la curiosidad infantil, insaciable por definición y la cual nadie debería tener derecho a satisfacer nunca porque, sin importar que un niño se convierta o no en científico o artista, la curiosidad siempre lo destacará como un ser único.

La mejor manera de preservar la curiosidad de los niños es apoyando su instinto de búsqueda, de exploración, acompañar sus descubrimientos en el juego, en el tiempo libre y de calidad que podemos pasar con ellos. No dirigiendo sus juegos, ni sus iniciativas. A los niños les encanta preguntar y tener respuestas a sus dudas, vamos fomentando la curiosidad natural de la infancia. 

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