Mamá: tómate fotos
Mamá tómate fotos, no lo dejes para luego. No te dejes para luego y tómate fotos con tus hijos, son momentos que no se repiten y que tus hijos de verdad van a atesorar y agradecer.
Mamá: tómate fotos… Vivimos tiempos en los que “TODO” se puede documentar con el uso de la tecnología, los pensamientos, las ideas, los proyectos, las anécdotas, los momentos, todo… pero pasa un fenómeno opuesto al espíritu de crear la memoria, es decir; de prevalecer, pasa de pronto que por estar documentando la vida en fotografías, en videos, en redes sociales, nos perdemos del momento y nos olvidamos de estar simplemente presentes para absorber en lo posible lo que ese momento ofrece.
Los niños van replicando lo mismo, en paseos, en museos, en conciertos, en parques, van fotografiando con sus celulares, con sus dispositivos electrónicos lo que ven, sin aprender, sin observar, sin disfrutar… ¿cuándo realmente volvemos a ver el video de ese concierto?, ¿lo grabamos para nosotros o para los demás?, ¿lo grabamos para no olvidarlo o para hacer algo adicional que disfrutar el aquí y el ahora?
Sin juicios sobre esta manera de vivir observo que pasa otro tema con los padres y las madres, tomamos tantas fotografías de nuestros hijos (hablo por mí), que no tenemos o casi no tenemos fotografías de nosotros con ellos, nosotros quedamos fuera de esas memorias y son justo esas memorias las que nuestros hijos buscarán cuando ya no estemos con ellos…
Yo amo las fotografías, y si, dedico mucho tiempo a documentar el cotidiano a través de ellas, lo hago por mi y lo hago para mis hijos, documento su vida y la mía, y la nuestra, es decir; trato de tener suficientes momentos de ellos y las repasamos de vez en vez para decirles de que va o iba ese momento, con el abuelo, cuando nacieron, cuando aprendieron a caminar, cuando tuvieron ese accidente… y me documento yo: haciendo lo que amo, describiendo mis pensamientos del momento, en diferentes momentos del día, pero sobre todo trato de documentar (al menos últimamente) momentos en común, esos casuales, sin pose, en los que el día sucede al despertar, en medio de la noche, cuando los acuno para leer el cuento nocturno… le he pedido a mi esposo que nos tome esas fotos no planeadas y que me las vaya guardando, dejé de borrar aquellas en las en las que “no me gusta” como me veo o simplemente “no me gusto”, porque no son para mí, son para ellos, mis hijos, son de ellos, de cómo me ven en el día o en la noche, con mi sonrisa puesta o con mi enojo, con el cansancio o con la actitud plantada, quiero que ellos tengan esas fotos, porque las mamás nos dejamos para luego, para después, porque creemos que va a ser un gran regalo que ellos vean cómo y cuánto han crecido, pero ¿qué crees?, si tu no estás en esas fotos a ellos no les importan…, si acaso tienen unas cuantas fotos propias es suficiente, pero si en esas fotos no están sus padres, no están sus abuelos, no está su familia o su entorno, entonces en esas fotos no está su infancia y les representará poco o nada…
Hace algunos pocos años murió mi padre, y aún me cuesta asumir lo eso significa, y pienso muy a menudo que no tengo suficientes fotos de él, es decir; existen, pero no de él conmigo… y las pocas disponibles… ¡Ah!, cómo me he aferrado a ellas, entonces creo que eso es lo que me mueve para escribir lo que les platico hoy… En cambio, hay cientos de fotos de mi papá con mis hijos, y eso es un tesoro, a ellos les representa tanto… así que ahora yo me tomo fotos, fotos de mí, fotos con ellos.
Sobre esto, al menos yo he reflexionado dos cosas:
1. Dejar de documentar mientras vivo, es decir; cuando sucede algo importante (casi siempre) estoy tratando de cambiar el hábito de fotografiar todo (para publicarlo en redes sociales) y a cambio estoy intentando sentir y estar presente en el momento y tomar fotos mentales de los lugares, de las situaciones, de las charlas, para realmente disfrutar y memorizar, total que esas fotos viven en mi mente y no necesito revisar mi teléfono para mirarlas. Pero de esto sobre todo gano que mis hijos no repliquen mi conducta; es decir, quiero que me vean observando, escuchando, saboreando, estando, quiero que vean y sepan que pongo todos mis sentidos en lo que estoy haciendo y ello no me impide tomar una o 50 fotos solo que ahora lo hago en un momento específico y no cada 5 minutos. Ya no. Y cuando lo comparto en una red social, elijo momentos, no toda esa vida, porque amo a mis amigos, porque sé que hay personas que de manera genuina comparten esos momentos conmigo, pero ya no los publico cada 5 minutos. Habrá días que no publico nada, pero diario tengo un recuerdo atesorado en mi corazón y en el de mis hijos.
2. Me tomo fotos y me dejo tomar muchas fotos: en pijama, sin maquillaje, amaneciendo, agotada del día, con la boca llena en la mesa… me dejo tomar fotos por mis hijos, para que sean ellos quienes retraten mi esencia de madre y de mujer, me incluyo en esas memorias que quiero dejar para ellos. Ya no me dejo para después, participo con ellos en el aquí y en el ahora siempre que es posible, porque muchas veces he pensado que “luego” juego, que “mas tarde” me meto a la alberca con ellos, que ya “mañana” les leeré ese cuento o que quizá “otro día” vea esa película a su lado, y no es así, porque ni yo ni nadie somos dueños de nuestras vidas o del tiempo que ellas representan. Porque el luego las mas de las veces no llega y solo importa lo que sí hice, dije, pensé, concluí, compartí hoy…
Así que, en esa dualidad, no tomo y tomo muchas fotografías, muchísimas, mentales, emocionales, sensoriales y digitales, tratando de documentar y de dejar un legado mental y físico de mi imperfecta maternidad, de cuando en cuando sintiéndome diva y de cuando en cuando aterrizaba en mamá de cuatro… pero siempre con los pies en la tierra, siempre en el aquí y en el ahora.
Así que, siempre que puedas, mamá tómate fotos, no lo dejes para luego. No te dejes para luego y tómate fotos con tus hijos, son momentos que no se repiten y que tus hijos de verdad van a atesorar y agradecer. Y otra cosa, deja de hacer juicios sobre tus fotos, no te fijes si te ves cansada o demasiado delgada o mal sentada, u ojerosa, o enojada, mira en cambio que fue lo que te llevó a ti o a tus hijos a tomar ese momento en foto y quédate con esa memoria, no dejes perderlo en el juicio de la talla, de la postura, del pelo perfecto, eso no importa mamá. Mamá, tómate fotos.
@KarlaDoula