Padres helicóptero: la sobreprotección está afectando a nuestros hijos
Sobreproteger a nuestros hijos sin permitirles la sana experimentación los limita en su desarrollo. No les permite alcanzar su máximo potencial y puede generar una relación tóxica padres-hijos…
Madeline Levine ha sido una psicóloga clínica por 28 años, y se ha dado cuenta que la familia ha cambiado notablemente. Hace algunas generaciones las familias no estaban centradas en lo que los niños hacen o dejan de hacer. Ahora los padres tienen a la sobreprotección, lo que ha llevado a los niños a sentirse incapaces, presionados, estresados y deprimidos.
El término de padres “helicóptero” surgió en el año 1969, cuando Haim Ginnott escribió en su libro “Between Parent & Teenager”: “mi madre sobrevolaba sobre mí como si fuera un helicóptero”. Más tarde, en los años 2000, se retomó para hacer referencia a un fenómeno que se estaba extendiendo entre las familias de clase media de los países más desarrollados.
Algunos de los detalles que desvelan a un padre helicóptero son:
– Hablan siempre en plural, diciendo cosas como “¡cuántos deberes nos han puesto hoy!“, aunque en realidad los deberes son para el niño. No se dan cuenta que de esta manera absorben la identidad del niño.
– Híper estimulan a sus hijos, llenándoles la agenda de actividades extra escolares, con el objetivo de que estén “bien preparados para la vida”. Sin embargo, no se percatan de que así solo logran robarle su infancia.
– Encierran a sus hijos bajo una campana de cristal, de forma que se convierten en su voz, impidiéndoles que resuelvan sus problemas con los demás. De esta manera, los hijos jamás llegan a desarrollar las habilidades de resolución de conflictos que necesitan para mantener buenas relaciones interpersonales.
– Brindan una gratificación instantánea, complacen en todo a sus hijos, aunque tengan que hacer enormes sacrificios. Están siempre disponibles para entretener a sus hijos, de manera que estos terminan creyendo que son el centro del universo.n
Si nuestro hijo no está aprendiendo a leer a la velocidad que los demás compañeros ¿por qué presionarlo? ¿Por qué no mejor disfrutar el proceso de cómo deletrea y cómo empieza a escribir?
Y lo mismo para otros casos. En lugar de ayudarles con la tarea de matemáticas y hacerles las sumas por ellos, hay que dejar que lo intenten, que sean conscientes de los resultados de sus propios esfuerzos.
Esto es lo que Madeline Levine propone en su libro Teach Your Children Well: Parenting for Authentic Success: “Necesitamos adoptar una manera radicalmente diferente y más saludable de cómo vemos el éxito”. Debemos dejar de comparar con el resto del mundo. Esto está debilitando a los niños, a su paz interna, a su autoestima. Y también está debilitando a los padres. Debilita a todos.
Para saber más, mira esta entrevista de Madeline Levine (inglés)
[bigthink]