Pasaron un tiempo de familia con su bebé sin vida (16 días)
Los seres humanos necesitamos rituales para asimilar nuestras experiencias, cuando nos es negada la posibilidad, entender lo sucedido no es posible, el razonamiento no es suficiente, necesitamos involucrar nuestros sentidos, nuestras facultades, nuestras emociones y para ello necesitamos “vivir” la experiencia de la muerte.
Lo hemos repetido tanto y no dejaremos de hacerlo, nadie está preparado para perder a un bebé, a un hijo. Charlotte y Attila Szakacs tuvieron una hija en Reino Unido que vivió apenas unos pocos días. La expectativa de vida de la bebé era muy corta y los médicos advirtieron lo que eventualmente sucedió, aunque -con absoluta autorización de las autoridades sanitarias- se les permitió vivir con el cuerpo fallecido de la pequeña por 16 días antes de despedirla.
En septiembre pasado, la familia ya sabía que su vida cambiaría para siempre. Embarazada de 20 semanas, los médicos les informaron que la bebé, a la que bautizaron con el nombre de Evlyn, arribaría a este mundo con una anormalidad cromosómica.
“Cuando recibimos la noticia, Attila y yo nos quebramos. Por completo. Creo que más en ese momento que cuando murió“, contó Charlotte.
Evlyn nació el 13 de diciembre con un cerebro sin desarrollar, los pulmones obstruidos y una aorta estrecha. Su estado empeoró con el pasar de los días y luego murió.
Por raro que se lea, la pareja pidió permiso para pasar un tiempo en su casa con el cuerpo de la niña antes del funeral. Y además compartieron en redes sociales cómo se despidieron de ella. Entre las cosas que hicieron, por ejemplo, fue llevarla a un parque y tomarse fotografías juntos. Vivieron un tiempo de familia.
“La última noche durmió en la cuna que le habíamos preparado”.
Era una cuna especial preparada por los empleados del hospital y que funcionaba como refrigerador, de manera que pudiese conservar el cuerpo de la bebé durante los días que estuviesen con ella.
“Sé que quizás no sea la mejor opción para todos, pero para nosotros fue tan importante poder tener ese tiempo de familia y poder abrazar a nuestra pequeña niña. Creo que haber pasado el tiempo con ella hizo una diferencia. Poder hacer todas las cosas que imaginas como sacarla en un cochecito de paseo, nos ayudó emocionalmente”.
Cuando vivimos o acaso indagamos más sobre el duelo, sobre todo cuando se trata de muertes prenatales o neonatales, una de las situaciones que mas agrava las emociones es la incapacidad de las personas alrededor y del personal de salud para manejar la muerte con los padres. El dolor se agrava cuando los padres y sobretodo la madre, no pueden pasar tiempo con el bebé que ha perdido la vida o nacido sin vida. La pérdida y la experiencia de la misma se agudiza cuando no se valida la vida y la existencia del bebé que muere, cuando se le impide el contacto con la madre, en algunos casos el bebé ni siquiera es reconocido con identidad civil, no hay tiempo o permiso de darle un bautizo o alguna otra ceremonia sagrada para los padres del bebé, en los peores extremos no se hace un funeral… no hay un tiempo de bienvenida ni uno de despedida, la muerte así se convierte en una locura difícil de entender…
Los seres humanos necesitamos rituales para asimilar nuestras experiencias, cuando nos es negada la posibilidad, entender lo sucedido no es posible, el razonamiento no es suficiente, necesitamos involucrar nuestros sentidos, nuestras facultades, nuestras emociones y para ello necesitamos “vivir” la experiencia de la muerte, para interiorizarla y de a poco aceptarla.
Esto no es para todas las parejas, en la mayoría de los países ni siquiera es posible, pero que haya sucedido le ha dado a la familia la oportunidad de vivir un cierre y con ello la posibilidad de aprender a vivir con el dolor de la pérdida de su bebé de una mejor forma, emocionalmente hablando…
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