Vivir despacio, vivir sin prisa en el postparto
Vivir lento, vivir despacio: vivir sin prisas, es un arte, el arte de no controlar y de no caer en el control y recibir solo la paz como recompensa… puede ser un gran descubrimiento.
Vivir despacio, vivir sin prisa en el postparto: estoy púerpera de 4 días, si hace 4 días que nació mi cuarto bebé y me encuentro abierta, alerta, despierta, transitando en el tiempo sin tiempo… no me siento en el postparto aún, porque ni siquiera he terminado de asimilar la experiencia recién vivida…, pero esta tarde salí por un corto tiempo a la calle, a un pendiente, me tomó solo 25 minutos fuera de casa, lejos de mi recién nacido y estaba de vuelta…, pero entendí un mensaje profundo que les quiero compartir.
No quiero platicar aún del nacimiento de mi bebé, porque no he terminado de tejer la experiencia, tampoco quiero hablar del post parto, habrá mas tiempo… quiero hablar justo de ese concepto tan etéreo: del tiempo.
Estos días (sin distinguir entre el día y la noche, entre temprano o tarde, entre lo que tengo o no que hacer…), estos apenas y recientes 4 días y contando, me han mantenido en una burbuja dentro de casa, tuvimos a nuestro bebé en nuestro hogar y eso ha significado que muchas cosas pasen distinto, la principal es que todo lo que he necesitado y todo lo que realmente me importa está justo aquí, en casa, el no trasladarme a ningún sitio ha permitido que mi mente esté presente en una sola cosa: mi recién nacido y sus tres hermanos, nuestra vida en transición y las dinámicas juntos. Decidí regalarnos esta experiencia sin distracciones, sin salidas, sin interrupciones, sin querer estar en ningún otro sitio. Han pasado solo 4 días y no puedo sentir el tiempo porque simplemente me he dado cuenta que “estamos” (nosotros 6) viviendo lento…
Todavía no nos ha corrido la prisa, no nos ha alcanzado el cansancio, no estamos siguiendo rutinas, no estamos planeando nada…, estamos al día por unas horas, por unos días, para recibir a nuestro bebé, para sumarlo a nuestras vidas, para abrazar la experiencia que cada uno de nosotros tiene de su llegada… estamos simplemente viviendo lento.
Normalmente soy una persona que se ocupa siempre, que tiene que o quiere hacer cosas, que tiene una agenda mas bien saturada, que disfruta las rutinas: el ir y el venir cotidiano y que mucho de lo que hago, lo hago contra el tiempo, me gusta digamos “el control”, sentir que puedo dirigir ciertas cosas y situaciones y ello me da tranquilidad. Lo que no había experimentado hasta ahora, es vivir de manera totalmente opuesta, sin ese plan diario, sin ese reloj interno marcando mis ritmos. Obviamente este momento es una excepción en nuestra vida, es un momento especial que nos estamos dando, ¡Ah!, pero qué delicia ha sido descubrir lo que es vivir sin lo que tanto busco en mi vida: el control… y es que el control me da tranquilidad, pero el “sin control” me está regalando paz… y de eso, no hay todos los días.
Hoy cuando salí de casa por esos cortos minutos fue que noté el contraste, la inmensa diferencia entre el control y el sin control: salí de mi burbuja y noté el cambio: el ritmo “normal” de afuera, la prisa, el ruido, las personas y el tiempo que no se detienen…, hice lo que tenía que hacer y regresé a mi oasis… que vuelvo: no estamos en el ritmo cotidiano… yo sé que esta manera no puede ser la regla, ni la costumbre, pero definitivamente ha sido un gran regalo como familia, nuestro mas pequeño nos trajo estos días de paz y quien sabe aún cuántos aprendizajes mas…
Lo que les quiero compartir es que si tienen la oportunidad se regalen un espacio para vivir lento, para vivir despacio, por unas horas, por unos días, para que se desentiendan del control y gocen del estar simplemente presentes en el momento, para que absorban la vida que sucede a nuestro alrededor con sus pequeños e íntimos detalles y que durante ese espacio sin tiempo construyan o recaten memorias de amor que durarán para siempre.
Abrazos desde el puerperio feliz…
@KarlaDoula