Bebé arcoíris: la luz después de la tristeza
“Un bebé arcoiris es un niño que nace después de la pérdida de un bebé anterior. Es el entendimiento de que la belleza de un arcoíris no niega la ferocidad de la tormenta. Cuando aparece un arcoiris no significa que la tormenta nunca sucedió o que la familia no está lidiando con su dolor. Lo que significa es que algo hermoso y lleno de luz apareció en medio de la obscuridad de las nubes. Las nubes de tormenta pueden todavía amenazar, pero el arcoíris proveé un balance de color, energía y esperanza.”
Yo tengo un bebé arcoiris. Me encantó la atinada y sensible descripción que resume los extremos de las emociones y sentimientos alrededor de la pérdida de un bebé y de la llegada de otro bebé, sin que ninguno sea negado del amor que se les tiene. Mi reflexión personal es que un bebé no reemplaza en ningún aspecto a otro, el amor no es intercambiable ni negociable, sin embargo; es tanto el amor que permanece cuando se pierde un bebé (sin importar en que momento suceda, el dolor es dolor), que la posibilidad de entregar ese amor y no dejarlo correr como agua entre las manos es definitivamente un bálsamo.
Cuando se pierde un bebé parece imposible creer que existe la posibilidad de volver a estar felices o realizados con nuestra maternidad o paternidad (aún cuando seamos padres de otros hijos), porque la verdad es que cada hijo que concebimos, cuando lo deseamos, nos hace crecer el corazón y si ese bebé no llega a nuestros brazos o no se queda con nosotros, el vacío queda y la tristeza puede instalarse profundamente…, eso sumado a que la muerte de un bebé es tan sensible y difícil de enfrentar y de compartir que a veces, tristemente, parece que se le resta la importancia que tiene en la vida de quienes lo aman y lo esperan aún antes de nacer.
Es verdad que no siempre llega un bebé arcoiris a nuestras vidas, que no siempre llega con la velocidad que nos gustaría, a veces no llega. Hablar de maternidad es pensar en ilusión, en amor, en dicha, planes, sentimientos y actos positivos que transforman nuestras vidas de manera sutil pero permanente. Pensar en maternidad nos aleja de lo negativo de la vida, pero una vez que se atraviesa por la triste experiencia de perder un bebé se tiene otra perspectiva de la vida…: ¿Cuándo es el buen momento para intentar tener otro bebé?, ¿Podré tener otro bebé?, ¿Debería tener otro bebé?, ¡Qué miedo otro bebé! (…y si pierdo ese otro bebé…), pensamientos, preguntas, dudas y miedos que se aparecen intermitentemente en nuestra mente, en nuestro corazón y en los de las personas que nos aman alrededor. Otras veces la pérdida de un bebé se experimenta al intentar lograr un embarazo sin éxito y en esa larga espera sin resultado, nuestro corazón vive un duelo con cada intento. Sin embargo me parece muy importante reconocer y hablar de la tristeza y el dolor de perder un bebé como de la posible y a veces inesperada felicidad que puede existir y sentirse eventualmente después de esa experiencia.
Definitivamente creo que cada hijo es un maestro en nuestra vida, que tiene algo que enseñarnos en diferentes momentos y por diferentes razones y que hay que estar atentos, la tristeza de manera especial nubla nuestro entendimiento y cuesta mucho trabajo aceptar que toda experiencia negativa y dolorosa también nos deja algo bueno, no siempre será un bebé arcoiris el que venga a sanar nuestro perforado corazón, pero hay maneras de entregar ese amor y ese es mi mensaje.
Si llega un nuevo bebé a nuestra vida, llegan con él o con ella nuevas posibilidades de amar y de dar amor y de sanar emocionalmente algunas heridas, ese nuevo bebé no ocupará jamás el lugar de bebé que se fue, pero si nos traerá alegría renovada y nuevas ilusiones, pero si ese bebé arcoiris no llegara… creo que hay maneras de recuperarnos de la despedida de un bebé. Suena inaceptable y casi imposible, pero puede ser que el bebé arcoiris que necesitamos amar no sea nuestro propio bebé, los bebés y los niños siempre están dispuestos e interesados en ser amados, en recibir amor. Recoger el amor que tenemos y hacer el intento de darlo y compartirlo nos puede dar mucho mas de lo que entregamos. Ese bebé arcoiris puede ser un bebé o un niño real o un proyecto de amor en sentido figurado, a través del cual transformemos nuestra pérdida en ganancia, a través del cual podamos crecer, aprender y quizá entender algo de la experiencia de la pérdida. Abrazar y besar a un bebé cuando hemos perdido al propio puede parecernos o ser doloroso porque va a remover la arena del corazón dejando sentimientos al descubierto, pero con la energía amorosa que desprende un bebé o un niño podemos ir recuperando nuestra capacidad de ilusionarnos y buscar las alternativas que nos hagan sentir mejor con la vida que tenemos, con las personas que amamos, incluso con el espacio que ha dejado ese bebé en nuestra vida.
Si, felizmente llegó a mi vida mi bebé arcoris, pero no llegó cuando yo lo quise, sino cuando tuvo que hacerlo, su tiempo no era ni será el mío y así es con todos los hijos. El tiempo que no tuve mi bebé arcoiris no fue sencillo, hubo momentos de tristeza, de muchos sentimientos encontrados que regresaron incluso cuando me enteré que esperaba a mi bebé arcoiris, pero antes de eso entendí que tenía mucho amor que dar, aún lo tengo, mi bebé estrella (como se denominan a los bebés que no nacen) siempre iluminará mi vida, dejó un amor inmenso en mi que no estuve dispuesta a negar, aún si no tuviera a mis otros hijos hay mucho amor para dar, las mujeres que conciben y desean un bebé serán siempre madres, si tienen o no a sus bebés con ellas es otro tema, triste, pero eso no invalida que sean madres y las madres queremos y necesitamos amar y cuidar a nuestros hijos, si llega esa luz a dar color a nuestra vida después de la tormenta es muy bienvenido, pero si no…, en lo que llega, o en caso de que no llegue… busquemos en el fondo de nuestro corazón que aprendimos de nuestro bebé estrella, dónde y cómo podemos encontrar o tener cerca un bebé arcoris para amar.
A todas las mamás de bebés estrella las abrazo profundamente, somos muchas y eso no consuela a nadie, pero cuando la pena se reparte pesa menos y cuando el amor se entrega se multiplica.
Twitter de Karla Lara: @KarlaDoula