Los maestros no solo enseñan... también marcan

Los maestros no solo enseñan… también marcan

Los maestros no solo enseñan… también marcan y ojalá que todos los maestros dejen huellas positivas, sonrisas e inspiración en sus alumnos, no es difícil, este mundo ya tiene en sí mismo muchas cosas difíciles o para llorar…

Los maestros no solo enseñan… también marcan, y no está sujeto a la intención del maestro, si quiere o no quiere, lo que un maestro dice y hace marca muchas veces la vida de los niños.

Más allá del discurso de si en la casa se educa y en la escuela se enseña o al revés, es lo propio comenzar por asumir que la responsabilidad de formar a un niño como ser humano integral, es compartida. Corresponde a sus padres y a su familia, y a sus maestros y a su entorno. No es excluyente un espacio del otro y tampoco se pueden sustituir, ocupan tiempos y espacios distintos en la vida de un niño, pero su importancia trasciende a la edad adulta.

¿Cuántos de nosotros tenemos hermosas anécdotas con maestros que nos dejaron recuerdos de vida y que quizá gracias a ellos logramos o tomamos alguna o muchas decisiones asertadas en nuestro camino?, pero ¿Cuántos de nosotros tenemos por el contrario recuerdos negativos de maestros (y maestras) que quizá con una acción, con una palabra o con una omisión rompieron o lastimaron nuestro espíritu siendo niños?…

Personalmente me parece inevitable ser alumnos y ser maestros, la vocación, la entrega, la pasión, la disciplina personal y el interés de ser y hacer lo mejor en lo que hacemos es lo que marca la diferencia. Así, los maestros tienen un inmenso poder entre sus manos, para que un niño (o cientos) amen u odien la escuela, para que ese mismo niño o tantos más… aprendan algo fácilmente o lo desaprendan, para que los niños desarrollen su potencial natural de investigación científica o para que crean que son malas personas desde muy corta edad. La voz del maestro también puede convertirse en la voz interior del niño o de la niña, a veces, un maestro es la única imagen que un niño tiene como referente para aspirar convertirse en alguien (a pesar de que los niños ya son alguien). 

Pocas profesiones me inspiran tanto respeto, admiración y devoción como la de enseñar, más si se trata de niños, de estas almas nuevas y viejas que escuchan con atención y que tienen un mundo desconocido enfrente que los rodea, que los absorbe y que a veces el maestro, es quien los puede ayudar a interpretar ese mundo y sus misterios.

¡Qué gran trabajo es ser maestro, qué privilegio inspirar y motivar a tanto espíritu libre!, ¡Qué gran responsabilidad es reconocer que cada niño al que pueden moldear como una plastilina ya tiene una misión y un temperamento propio que el maestro debe saber ver y guiar para que el niño brille en todo su potencial!

Me gusta pensar que los maestros deben amar lo que hacen, que deben sentirse emocionados por tener el don de la palabra y del ejemplo, me gusta pensar también que los maestros enseñan en consciencia y que se adaptan a los cambios del mundo mas allá de un programa académico, porque nada corre mas rápido que el tiempo y ese tiempo precioso es el que pasan aconsejando la mente de los niños y de los jóvenes. Es tan importante que cada maestro se tome su rol con el corazón, porque una palabra a tiempo puede cambiar el curso de vida de su alumno, así de importante es su labor.

Personalmente tuve la fortuna de contar y de conocer a grandes maestros en el transcurso de mi vida, maestros que me enseñaron de la academia y de la vida, figuras en las que me inspiré para ser gran parte de lo que hoy me representa. Maestros que creyeron en mi y que me dijeron lo que sí era capaz de lograr, y día a día les agradezco profundamente lo enseñado y lo aprendido. Yo elegí el camino de la enseñanza, también he dado clases durante mucho tiempo y amo hacerlo y sé del alma, que requiere tiempo, compromiso, amor por el conocimiento, la capacidad de resumir lo que se va a transmitir, de ponerlo en contexto, de darle vigencia y utilidad.

Sí, lo reconozco, los retos de los maestros en un país como nuestro México son muchos, los sueldos no son los mejores, la idea de ser maestro no es valorada lo suficiente, pero a pesar de ello están, cada mañana, cada tarde, cada noche… en el esfuerzo, en el reto personal, ejerciendo la paciencia, el amor, la empatía, la tolerancia, aprendiendo el nombre de cada alumno, mirando a los ojos a muchos otros, desentrañando la mejor manera de enseñar a cada niño, tratando de empezar y de acabar el día en paz. 

Y esos son los maestros que lo tienen resuelto, pero ¡Absoluto reconocimiento y aplausos! a los maestros que enseñan en medio de la guerra, o del hambre, o de la enfermedad, a los que enseñan sin escuela, sin aula, sin sueldo, a los que viajan para enseñar, a los que pagan por enseñar, hay tantos y tantos…gracias, tantas gracias.

Los maestros no solo enseñan… también marcan y ojalá que todos los maestros dejen huellas positivas, sonrisas e inspiración en sus alumnos, no es difícil, este mundo ya tiene en sí mismo muchas cosas difíciles o para llorar… que so sean los maestros uno más. Y gracias, eternamente gracias a los grandes maestros, a los que entregan todo en el aula y fuera de ella, a mis maestros y a los maestros de mis hijos, es un honor compartir el camino. 

Karla Lara

@KarlaDoula

Te puede interesar:

El elemento esencial del aprendizaje es la emoción

Anterior
Anterior

Tristeza, ansiedad y depresión postparto: qué son y qué hacer

Siguiente
Siguiente

¿Necesitas relajarte? Usa la aromaterapia