Mamá: ¡Por favor no te quejes!
De cara a la celebración del Día de las Madres o del mes de las madres, me urge pedirle a las mujeres que son madres que por favor no se quejen.
Sí, la maternidad es cansada, es intensa, es aislante, es desafiante, es una locura las más de las veces…, pero también es grandiosa. Personalmente no creo que la maternidad merezca solo un día para ser reconocida, sobretodo, para ser “vivida” desde quienes la experimentan en carne propia, porque evidentemente ser madre es una actividad de tiempo completo, que se supone permanente e irrenunciable, pues una vez que te conviertes en madre no dejas de serlo nunca, a pesar de que en algún momento no tengas mas a tus hijos y para allá voy…
Soy madre de 4 y confieso que no es sencillo, pero definitivamente es una elección, si, una elección que hice y que mantengo todos los días: no importa si me siento feliz o si me siento agotada, porque la verdad sea dicha, hay días buenos y otros que no lo son tanto. La maternidad tiene colores y contrastes y suele ser contradictoria: porque adoramos a nuestros hijos y también disfrutamos el tiempo sin ellos, porque necesitamos descansar y sin embargo; no queremos dejarlos solos para dormir, porque queremos que sean independientes, pero les resolvemos mil cosas… y así una lista infinita.
No deja de darme tristeza escuchar a las madres quejarse taaaaanto de tooooodo y la verdad muchas veces por nada relevante: que porque si sus hijos hacen o no hacen “x”, de ponerles etiquetas porque su conducta es “x” o “y”, de querer competir entre ellas para demostrar si sus hijos hacen mas o menos las cosas que hacen otros niños, quejarse de la falta de sueño, del exceso de cansancio, de la falta de comprensión o de empatía de las personas que las rodean, quejarse de los maestros de sus hijos, de sus hábitos de higiene, de su nivel de energía o actividad, de sus familiares, de que si los abuelos consienten demasiado o si el papá no ayuda lo suficiente.., o que si el niño llora mucho, o que aún no camina, o que no quiere hablar, o dejar el pañal, o que llora por ir a la escuela, o demanda mucho, o es solitario etc…, ¿Es cansado verdad?
¿Saben qué?… de eso va la maternidad. De eso y de mil otras cosas, porque para los bebés y para los niños la madre es el universo, es su conexión con el mundo, su lugar seguro, quién le resuelve dudas, quien mejor lo conoce, quien representa su certeza absoluta, su enlace con sus emociones, su refugio y eso no sucede solo un día, y no siempre es reconfortante y no, a veces no es suficiente para la madre recibir el abrazo o el beso de regreso… Es verdad que a veces queremos mas: mas ayuda, mas agradecimiento, mas descanso, mas empatía, mas solidaridad, mas tribu, y no, no siempre lo tenemos… Y entonces viene la frustración y las lágrimas y la desesperación y se vale…, pero de nuevo ¿Qué crees? que eso es ser madre… Un maratón de emociones y de actividades físicas en el que cuando ya no puedes mas, tienes que dar mas… y no está bien quejarse porque nuestros hijos no merecen bajo ningún esquema sentirse mal o ser una carga para nosotros. Los bebés y los niños perciben todo y no merecen la queja, aun cuando no la hagamos para ellos a veces escuchan y si no lo hacen, lo sienten y es triste y mas triste resulta cuando levantamos nuestros ojos y los llevamos a otro lugar lejos de nuestra propia vida y admitimos que hay otras mujeres que no se quejan y que quisieran nuestra vida extenuante por algunos momentos o por siempre y son las madres que no tienen o que han perdido a sus hijos. Mucho tiempo he apoyado el duelo de esas madres, en realidad solo lo he acompañado y yo misma lo he vivido…, y junto a esa pérdida no hay queja que valga, no hay queja que pese…, por mas cansado que sea, por mas esfuerzo que represente, no te quejes, no nos quejemos, disfrutemos hacerlo, disfrutemos maternar desde todas las trincheras…, con el agotamiento, con lo que represente porque las madres que tenemos a nuestros hijos debemos celebrar (es verdad), no un día, sino toda la vida, porque las que han perdido a los suyos, o quienes no han tenido la oportunidad de conocerlos o de abrazarlos lo suficiente, o de despedirlos… darían lo que fuera por tenerlos junto de ellas.
Dejemos de lado de una vez por todas los estereotipos que representan a la madre sufrida, o a la que sacrifica todo, o a la que se queja o a la medre perfecta, por favor mamá no te quejes, y si tienes que hacerlo hazlo en consciencia, desde un lugar absolutamente honesto, en el que tu queja sea para sembrar mas consciencia: tuya o alrededor de ti. Cada vez que sientas el impulso de quejarte suprímelo por algo positivo que si te gusta, o que si te satisface o que si tienes en control con tus hijos. Por favor no te quejes, no te vuelvas una madre y una persona tóxica, no veas solo lo malo, abre tu corazón y tus ojos a lo que representa ser madre en positivo, porque si eres feliz tendrás hijos felices, porque si eres plena tendrás hijos plenos, y no basta con decir que lo eres una vez al año, se trata de cambiar la actitud desde la entraña, de ser verdaderamente feliz al frente de tu maternidad, si, de esa maternidad exigente e incansable…
Elige no quejarte, elige estar presente para tus hijos con calidad en tu actitud, en tu sentir, en tu escucha activa, lo que hayas vivido como hija y que no te haya gustado perdónalo, no lo cargues mas, libérate de eso y libera a tus hijos de repetir la historia. Si ya eres feliz, trata de serlo cada día un poco mas, demuéstralo en cada cosa y si algo no sale bien, ni hablar, es lo que es, suéltalo y sigue, elige de nuevo estar contenta y quejarte menos o simplemente no quejarte, pronto verás como cambia tu vida y la de tus hijos. Encuentra lo positivo en todo lo que sucede, el aprendizaje, la enseñanza que siempre está detrás de cada situación.
Mamá no te quejes, no transmitas esa conducta a tus hijos. Disfruta y celebra tu maternidad no solo un día sino siempre.
¡Felicidades mamá! Te abrazo desde mi maternidad y todas sus contradicciones, te abrazo a ti, a la que tiene uno o muchos hijos, a ti, a la que no los tienes contigo y los extrañas, a ti, a la que no puede estar con ellos, a ti, a la que tus hijos han crecido y están al frente de sus propias vidas, a ti mamá que no pudiste conocer a tu bebé, o abrazarlo o que tuviste que enfrentar la agonía de perderlo… te abrazo mamá que estás leyendo esto, te abrazo desde mi claro-oscuro de mujer-madre… Te abrazo.
Karla Lara