Mamás agotadas con Síndrome de Burnout
La madre perfecta no grita, no se desespera, no pierde la cordura y, sobre todo, no existe… No es secreto que las madres terminamos agotadas, física y mentalmente y eso es el “Síndrome de Burnout”
Ya lo hemos dicho en Mamá Natural: “la madre perfecta no grita, no se desespera, no pierde la cordura y, sobre todo, no existe”. No es secreto que las madres terminamos agotadas, física y mentalmente y eso es finalmente el “Síndrome de Burnout”. Y por supuesto también les sucede a los padres.
¿Qué es el Síndrome de Burnout?
Es una respuesta del organismo cuando ha estado sometido a un periodo de estrés intenso y prolongado, tanto desde el punto de vista físico como emocional. Se trata de un problema común en los profesionales que trabajan en contacto directo con las personas en situaciones de gran tensión (médicos, enfermeras, agentes de policía, psicólogos, trabajadores sociales…).
El Síndrome de Burnout provoca una serie de síntomas que se pueden confundir fácilmente con otras enfermedades. Causa síntomas psicosomáticos como dolores de cabeza recurrentes, insomnio, fatiga intensa y dificultades gastrointestinales. También se acompaña con algunos síntomas emocionales, como la ansiedad, depresión, irritabilidad y distanciamiento afectivo.
La persona con Síndrome de Burnout se siente agobiada y cansada. Suele experimentar un intenso sentimiento de impotencia y desesperación desde que se levanta. A la larga, si este problema no se trata, terminará sufriendo anhedonia; es decir, perderá la capacidad para disfrutar.
El Síndrome de Burnout, también llamado “síndrome de desgaste profesional”, se trata de “una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido”. (Wikipedia)
Aunque la definición se hace desde un punto de vista laboral, también se ha aplicado a la paternidad, en referencia al agotamiento que pueden llegar a sentir las madres y padres en relación a la crianza de sus hijos.
La psicóloga Violaine Guéritault escribió el libro “El cansancio emocional y físico de las madres”, en el que estudia el “burnout materno” después de haberlo vivido ella misma. En el libro establece algunos de los generadores de estrés más frecuentes:
¿Por qué las madres sufren el Síndrome de Burnout?
Ser madre es un trabajo a tiempo completo, las 24 horas del día y los 365 días del año. Además las madres trabajan dentro y fuera de casa y en muchos hogares llevan la mayor parte del peso de las tareas domésticas.
Esta situación ha ganado más fuerza en los últimos tiempos ya que muchas mujeres también sienten la necesidad de ser madres perfectas, acompañar a sus hijos a las actividades extraescolares y evitarles todo tipo de problemas. Este estilo de crianza, denominado hiperpaternidad, acelera aún más el agotamiento e incrementa el estrés. De hecho, se ha apreciado que las madres sobreprotectoras tienen mayor riesgo de desarrollar trastornos emocionales como la depresión.
El Síndrome de Burnout se alimenta de la sensación de falta de control que experimentan muchas madres. A ellas les gustaría proteger a sus hijos pero a menudo se ven inmersas en situaciones que les recuerdan su impotencia. Esa sensación de incertidumbre e imprevisibilidad termina siendo muy desgastante desde el punto de vista emocional.
¿Cómo evitar este problema?
Cierto es también que hay mucho estrés adicional que agrega el ritmo de vida que se puede tener: los horarios del trabajo, los horarios de la escuela, las edades de los hijos, si los padres son muy jóvenes o ya no tanto, es estado de salud de los hijos, el estado de salud de los padres… en fin, las variables son muchas y no están en el control de quienes se ven afectados por las emociones de una madre agotada, pero siempre es una elección ser feliz con lo que sí se tiene y tratar de llevar lo mejor posible la carga. Ser mamá es un bello milagro, es un poderoso regalo para crecer y aprender de nosotras mismas, buscar lo positivo cada día, en las pequeñas y grandes cosas y hasta en los retos puede cambiar nuestra manera de entender y de llevar la maternidad.