Para entender a los hijos hay que verlos desde lo que son, no desde lo que queremos que sean
Date la oportunidad de entender a tus hijos, pero especialmente, ten la bondad de darle la oportunidad de mostrarse frente a ti sin temor a ser juzgados, más vale entender a nuestros hijos siempre desde lo que son, desde su realidad, su verdad a la luz, que pasar una vida creando una careta para ellos que tarde o temprano caerá.
Para entender a los hijos hay que verlos desde lo que son, no desde lo que queremos que sean… es lo normal que todo padre o madre lo mejor para sus hijos, es decir; que transiten caminos hermosos y que siempre estén rodeados de bienestar, protegidos, seguros y triunfantes en la vida, de esta manera, desde temprana edad, comenzamos a sembrar en ellos, lo que “para nosotros” puede representar una vida exitosa, una familia, una profesión, un buen trabajo… y así vamos construyendo un sistema de creencias para ellos basado en el nuestro y en nuestros conceptos de felicidad, éxito, convivencia, etc.
En el día, como padres, nos damos cuenta que cada hijo es distinto, que es único, y que esa individualidad nos demuestra que tienen ya un carácter, o un temperamento, o cierta voluntad… los hijos, muchos de ellos tienen desde siempre una misión a nivel espiritual, preferencias y gustos que a veces se fortalecen por su entorno y otros tantos que existen a pesar del mismo.
Sin embargo, de pronto sucede que no logramos entender en lo que los hijos se van convirtiendo, y creemos que al crecer cambiaron de pronto y que han perdido su esencia y esto sucede porque no nos permitimos entenderlos desde lo que en verdad son y no desde aquello en lo que deseamos se conviertan.
Para algunos padres (por cultura, costumbre, edad…) resulta difícil entender a los hijos desde sus propios deseos, especialmente cuando no compaginan lo que para cada padre significa estar dentro del deber ser, o de lo moral, o desde aquello que pensamos es correcto, sin embargo; debemos saber que si no procuramos acercarnos a nuestros hijos desde su propia realidad, sino desde la nuestra, jamás llegaremos a conocerlos realmente, de allí que tantos padres, tarde o temprano se vean sorprendidos por acciones y actitudes de sus hijos, que jamás imaginaron. Para evitar esto es vital estar cerca de los hijos, estar presente y poner atención con la mente y el corazón a su voluntad, a sus deseos, no a los caprichos sino a lo que mueve su alma. Si escuchamos a nuestros hijos en lo que consideramos no tiene importancia, estarán dispuestos a hablar con nosotros sobre lo que ellos consideran importante.
Las personas solemos llenarnos de prejuicios, lo fácil es dejarnos llevar por la sociedad y por aquello que parece correcto, más no debemos olvidar que cada persona es un ser y nuestros hijos, lejos de convertirse en una extensión nuestra o en lo opuesto a lo que somos, deben buscar su propio rumbo, enfrentar sus temores, sus debilidades y sus deseos, aprender a manejar sus emociones y esto solo es posible cuando se dejan fluir.
Resulta contradictorio, como muchos padres terminan convirtiéndose en los principales enemigos de sus hijos, llegan a niveles tan profundos de incomprensión, que no logran descifrar lo que ven con sus propios ojos, y es que tu hijo clama a gritos que le aceptes, que le reconozcas, desde lo que es, sin querer cambiarlo, que puedas llegar a compartir parte de su esencia y a admirar sus detalles, que lo ames sin prejuicios y sin comparaciones, que le des la oportunidad de decidir en que se quiere convertir en su propia vida.
El camino que elijan los hijos, puede resultarnos no fácil de aceptar, sin embargo, será aún más doloroso si jamás llegamos a entenderlos, si en nuestra lucha por idealizarlos, nos distanciamos, creamos una muralla entre ellos y nosotros y únicamente vemos lo que deseamos ver de cada uno de ellos.
Date la oportunidad de entender a tus hijos, pero especialmente, ten la bondad de darle la oportunidad de mostrarse frente a ti sin temor a ser juzgados, el deseo de que sea tal o cual persona, tarde o temprano será solo eso, un mero deseo, más vale entender a nuestros hijos siempre desde lo que son, desde su realidad, su verdad a la luz, que pasar una vida creando una careta para ellos que tarde o temprano caerá.
“Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que ha hecho no te fijes en lo que ha logrado sino en lo que aspira a hacer.”
Khalil Gibran
Fuente de referencia: Rincón del Tibet