¿Sex Shops? Guía para entrar a una sin sentirte avergonzada

¿Sex Shops? Guía para entrar a una sin sentirte avergonzada

¿Sex Shops? Guía para entrar a una sin sentirte avergonzada: De camino al trabajo o la universidad, diario te encuentras con esa tienda de color rosa y letras neón. A pesar de la curiosidad que sientes, no volteas a ver más allá del anuncio de “Sex Shop”. Quizá de reojo te das cuenta de esos maniquíes vestidos con disfraces de cuero o con lencería sensual. Te preguntas entonces qué tendrá de especial ese lugar, y simplemente continúas caminando.

Recuerdas aquella ocasión en que fuiste con un grupo de amigos: todos, en un mar de sorpresa y risa, tratando de imaginarse vergonzosamente el cómo y por qué se utilizarían esos productos. ¿Por qué la gente compraría ese tipo de productos en una tienda tan tosca? 

A decir verdad, el 44 por ciento de las mujeres entre 18 y 60 años de edad han utilizado este tipo de juguetes para honrar el empoderamiento de su sexualidad. El objetivo de los juguetes sexuales no es sustituir la compañía de la pareja, sino de enaltecer la belleza del erotismo y del sexo, a través de vibradores, dildos, juguetes para el pezón, ejercicios sexuales, anillos de pene y juguetes para masturbación. De acuerdo con la consejera sexual y autora de NeuroLoveology, Ava Cadell: “Cuando vas a un restaurante, el postre no es necesario, pero seguramente es delicioso cuando lo tienes. Eso es lo que pienso de los juguetes sexuales. Son sólo reforzadores de ese ‘yummy’.”

Para pasar del burdo umbral de las sex shops, es prescindible reconocer los miedos y las inseguridades que esa acción puede generar en uno mismo. Identifica cuáles son los patrones de pensamiento que quizá te detienen: “no es natural”, “es inmoral”, “probablemente me desensibilizar del contacto humano”, “no soy un buen amante para él/ella”, etcétera. De ese modo puedes comprender realmente qué te preocupa, y así saber qué tan verdadero es ese miedo. 

Los juguetes sexuales no pueden abrazar, ni besar. Sólo pueden aumentar la intensidad orgásmica tanto de un hombre como de una mujer al estimular zonas que ni uno sabía que podían generar placer. De ese modo, ese pequeño extra puede convertirse en un educador del punto U, punto G o punto A. La única manera de saberlo es empezar a investigar, experimentar y dejarse fluir. Por ejemplo, una simple venda para los ojos pueden empoderar las sensaciones, distrayendo de las inseguridades asociadas con la imagen física del cuerpo. A cierto grado, los juguetes liberan sensaciones placenteras. 

¿Por dónde empezar? Primero, elimina todo pensamiento racional que disminuye esa capacidad de sentir. Después, una vez que hayas descubierto las zonas específicas que, al tacto exacto, potencializan las sensaciones placenteras: entonces ya encontraste qué juguete sexual es el ideal. Muchos sexólogos recomiendan un vibrador clitoral (no fálico), antes de moverse hacia vibraciones internas. O inclusive con productos del hogar: chocolate, fresas, crema batida, una corbata, etcétera. Es cuestión de dejarse llevar por la imaginación. 

Sin embargo es importante recordar que, en caso que estés dentro de una relación, la base del placer es el acuerdo mutuo. Antes de comprar algún producto, es prescindible conocer los gustos tanto de la pareja como de uno mismo. De ese modo, lograr que el sexo se convierta en la herramienta para la trascendencia intra e interpersonal, simplemente saltando al vacío. 

 

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