Tenme paciencia, no me juzgues
Mi hijo no ha venido con un manual.
El día de hoy me asustan cosas que seguramente mañana no me asustarán. Hoy, todo es nuevo, todo es distinto, todo me aterra y me emociona. Estoy aprendiendo en dónde acomodar estas nuevas emociones.
A veces soy gris y en ocasiones amarillo. Pero cada color no me define, porque soy todo, y ante todo, ahora soy madre. Mis colores han cambiado, lo que antes no importaba ahora importa, lo que importaba ya no, y aún así, no dejo de ser yo, la misma que quiere ser respetada y amada.
No me juzgues, a veces elegiré bien y a veces mal, estoy aprendiendo y ese aprendizaje vendrá acompañado de lágrimas y risas, de enojos y desesperación, de amor y de ilusiones. Y todo eso no me hace ni una bruja ni una optimista empedernida. Simplemente soy lo mejor que puedo ser. En cada faceta que muestro sin máscaras simplemente soy: madre, esposa, mujer, hija.
Estoy armando mi propio rompecabezas, me dieron una pieza adicional y estoy descubriendo en dónde ponerla.
Sé cómo ser profesional, amiga, hermana, esposa e hija…estoy aprendiendo a ser madre, a descubrir esta nueva yo que jamás me habían presentado.
Así que no me juzgues, porque ni siquiera yo me conocía en esta faceta.
Mejor acompáñame, tómame de la mano en mis angustias y abrázame en mis alegrías.
Estoy construyendo un entorno, una armonía, componiendo mi propia música para compartir una melodía que resuene en este mundo con toda la fuerza que un amor de madre puede componer.”
Ada Carrillo